En estos días de alerta internacional, de incertidumbre, de pánico global, es hora de hacernos buenas preguntas, y si nos preguntáramos ¿Qué deseamos realmente si todo es posible?

¿Qué pasaría si…?

¿Qué pasaría si pusiéramos nuestras mentes unidas al poder de la humanidad en vez de al poder de la competencia que nos hace pensar que sobrevivir es lo mejor que podemos sacar de nosotros mismos?.

¿Qué pasaría si todos utilizáramos nuestra inteligencia y nuestras capacidades para crear un mundo en el que todos somos una misma sociedad, una misma nación, una misma familia?

Tal vez te hayan dicho que eso es imposible, tal vez te han dicho que el ser humano es egoísta por naturaleza. También le dijeron eso a Tesla de todo lo que tenía en mente,  de hecho a Galileo lo quemaron por decir que la tierra era redonda.

¿Qué pasaría si admiráramos a gente como Steve Jobs por lo que han sumado a la sociedad en vez de por el dinero con el que se han muerto en el banco?

¿Crees que personas como el no admiraban, y digo admirar, no envidiar, a personas como Marie Curie, Nelson Mandela, Ghandy o Martin Luther King?

¿Crees que todos ellos, junto a Bill Gates, Marck Zucucumber (Como se diga) o el Papa no morirían más felices si supieran que sus luchas han servido para que sus nietos vean un mundo donde el Cáncer deje de ser sinónimo de muerte natural?

Stephen Hawkins dijo

«¿Cómo sería el mundo si el planeta fuera el hogar de todos? »
Vivimos en supervivencia, en lucha o protegiéndonos, es hora que cambiemos nuestro estado, ya no necesitamos estar en alerta constante.

Sabes que me parece imposible y si lo hemos conseguido.. que en los últimos 40 años hayamos perdido la mitad de la vida salvaje en nuestro planeta, que a día de hoy podamos cultivar tomates en el polo norte, que podamos potabilizar el agua de los océanos, que los emiratos árabes ahora tengan bosques y que aun así haya desnutrición en el mundo. Sabes que me parece imposible, que el sol en un segundo genere más energía de la que hemos consumido en toda nuestra historia como Homo sapiens sapiens y que todavía nos asesinemos unos a otros por petróleo cuando hay tecnología para aprovechar esa luz a nuestro favor.

¿Sabes que me parece imposible? Que en España, donde me he criado, haya desnutrición cuando tiramos toneladas de comida cada día, eso sí que parece imposible, bueno eso no es imposible, simplemente… que solo hay una cosa más grande que el universo, nuestra estupidez.

Si eres de los que sigues pensando que es imposible, espero que tampoco seas de los que compras ropa que te vende “nothing is impossible” o que no seas de esos que vea vídeos de los que te dicen que puedes ser rico aunque tu familia no lo haya sido. Es más cuando subas a un avión, enciendas la luz o la televisión o cuando estés viendo este vídeo a un tipo en directo desde el lado opuesto del planeta, recuerda que fue gracias aquellos que se negaron a creer que era imposible.

Estamos aquí encerrados en nuestras casas acojonados por la que se viene encima y cómo solucionarlo de manera individual. Y si en estos momentos nos uniéramos todos para que no nos falte de nada a ninguno. ¿Qué pasaría si nos llamáramos y nos preguntáramos,

  • oye ¿Tú que vas a necesitar cuando esto se acabe??
  • Ah! Pues eso lo tengo yo o se de alguien que lo tiene de sobra. Y si no éste sabe hacerlo.

¿Qué pasaría si en vez de quejarnos de los políticos, nos uniéramos en nuestro bien común? No creo que los políticos tuvieran mucho poder si todos estuviéramos unidos en cubrir lo que necesitamos para el bienestar de todos. ¿Te imaginas?

¿Habéis visto lo que hace una madre soltera o viuda por sus hijos? ¿Imaginas tener políticas que nos vieran como su familia, como hijos suyos?

Yo he visto cosas más difíciles y creo que es posible e incluso me niego a creer que no es posible crear una sociedad donde empresarios y trabajadores se vean tan importantes el uno para el otro, como el otro para el uno.

En el oriente medio la excusa para separarnos son las religiones, en otros son las políticas,  en otros lados del mundo, las líneas esas del mapa que llamamos fronteras… «que si la historia dice esto», «que si nos hicisteis…» ¿y cuando vamos aprender de la historia y unir nuestras fuerzas por el bien común? Te imaginas España cerrando la guerra civil y olvidáramos la etiqueta de izquierdas, derechas, el sello vacuno de este azul y este rojo… venga… tú tienes que defender esto e ir contra de esto, ¿Qué pasaría si remáramos en la misma dirección?

Te imaginas si volviera el sistema militar obligatorio, es más no de 1 año, sino de 3 años, que pudieras elegir entre los 18 y los 28 que estás como un toro hacer el servicio, en vez de obligatorio, comunitario para el bien de la comunidad, trabajos físicos y de necesidad para nuestra sociedad como cuidar de los ancianos, reforestar, hacer obras, todo ello siendo útil y aprendiendo aquello que en lo que decidas aportar al mundo. Te imaginas un ejercito mundial del bienestar común. Imagínelo, imagínate, imagine.

Imagine all the people

Livin’ life in peace

You

You may say I’m a dreamer

But I’m not the only one

Un ejército en el que no hagan falta tanques, ni misiles porque no habría países que invadir ni petróleo o litio que robar. Los ejércitos serían para que los más jóvenes podamos vivir la experiencia de ser útiles al mundo y al mismo tiempo aprender cosas como construir casas a aquellos más desfavorecidos, reforestar bosques, hacer huertos en los países donde hay desnutrición, aprender de nuestros ancianos mientras cuidamos de ellos, aprender de la naturaleza mientras la protegemos, construir museos, bibliotecas, universidades… aprovechando los plásticos recogidos en los océanos para construir material de escuelas o universidades en las que todos podríamos estudiar fuéramos de donde fuéramos porque habría un lenguaje internacional,  para que todos nos entendiéramos como una familia, donde lo tuyo es mío y lo mío es tuyo.

¿Te imaginas vernos todos como hermanos, tíos o abuelos? Búa! Que nos podría faltar en una familia de 10000 millones de habitantes donde todo lo malo que haga a uno me lo hago a mí mismo.

Sabes que hace que cerremos las puertas de nuestras casas, lo mismo que hace que cerremos las fronteras, lo mismo que hace que acumulemos y acumulemos aunque tal vez nunca lo vayas a usar, el miedo!

¿Y qué  es lo que hace negarnos a soltar una lengua o una  identidad? ¿Dónde crecen unas raíces tan fuertes a la propiedad o la pertenencia? A soltar lo que tenemos y a lo que pertenecemos o con lo que nos definimos… El miedo.

Alguien dijo: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.

Tino Fernandez mi mentor en coaching dice: «Las palabras son las puntadas que tejen de nuestra realidad» (Tal vez no tal cual pero así se me ha quedado a mí.

Otro dijo: «En el idioma está el árbol genealógico de una nación»

¿Qué pasaría si creáramos un lenguaje sin la palabra «imposible», o el «no puedo»?

¿Qué sentiríamos si no nos diera miedo perder un sofá, lo que has construido este mes, un coche, una casa, o tu lengua, o tu nacionalidad porque en realidad tendríamos la certeza que todo lo perdido sería mejorado y que lo que realmente necesitamos ya estaría garantizado por el hecho de permanecer unidos? ¿Cual sería nuestro estado emocional recurrente?

Seguridad, entendimiento, valoración, aprendizaje… y en dos palabras tranquilidad y cariño.

Tal vez sea el momento de plantearnos preguntas…

¿Estamos arrancando nuestro miedo de raíz o lo estamos disfrazando?, ¿Lo estamos mirando de cara o lo estamos cubriendo para no verlo?

Padres y madres me dicen que sus hijos son lo más importante del mundo para ellos, por eso les pagan una buena educación que les enseñe a tener lo que necesiten para ser felices. Tal vez estemos pisando el miedo o alquilando seguridad y tranquilidad con formaciones, pertenencias, poder…. ¿Cómo te sentirías si como padre o madre te fueras sabiendo que tus hijas e hijos van a estar en un mundo seguro y saludable?

El miedo nos distancia, nos distancia de los demás y de nosotros mismos, tal vez sea hora de unirnos, de observar el miedo con valor y aprender así a querernos.

Tal vez sea hora de mirar lo que podemos ganar en vez de lo que podemos perder, de creer en nosotros mismos.

Como la frase de mi amigo Jonas «Sin miedo ni expectativas» 

Este escrito no es para ti adulto con cerebro seco y acartonado, que no he acabado y estás sacando peros,  es para esos niños y niñas, jóvenes que todavía estáis a tiempo de no creeros las mentiras de nosotros, los cobardes.

No saldrá nunca perfecto, ni será inmediato, pero no dejéis de andar el camino, disfrutarlo, levantaros en cada caída, en cada tropiezo, daremos pasos para atrás pero que esas caídas y pasos atrás no os hagan perder la fe en vosotros mismos, no os merecéis que el pasado determine vuestro futuro.